Entre los árboles conseguía filtrarse pequeñas estelas de luz que dejaban ver el rostro dorado de una imponente jabonera. Al descubierto quedaba su astifino y único pitón de acaramelado tono. Una vaca perteneciente a la ganadería de Don Fernando Pereira Palha, una de las más prestigiosas vacadas, que no podría comprarse ni con todo el oro de Portugal.
No se movían. Llevaban un rato observándonos mientras nosotros estábamos intentando divisar al resto de vazqueñas. Sin darnos más importancia volvió a desaparecer entre la oscuridad. El claxon del todoterreno sustituía ahora la voz del antiguo caballero de ala ancha que hasta hace unos años, llamaba a su ejército día tras día. La lealtad de las vazqueñas era incondicional, bastaba con una breve llamada para que de la marisma verde emergiese aquel batallón tan variopinto.

El origen de la Casta Vazqueña es uno de los más bonitos laberintos donde hasta los más sabios son capaces de perderse. El origen de esta sangre se remonta al siglo XVIII, concretamente a 1755, año en el que Gregorio Vázquez fundó su vacada a través de múltiples compras a la iglesia. Tras su muerte, la ganadería pasó a ser propiedad de su viuda e hijos. Vicente José Vázquez era el menor de los hermanos y el que tenía las ideas más claras: llevar la vacada de su padre hasta lo más alto. Para ello el joven Vázquez comenzó con un riguroso proceso de selección y compra.



Consiguió adquirir hembras y machos del Conde de Vistahermosa, no sin antes lidiar con muchas dificultades puesto que el Conde no quería venderle ni un animal de su tan preciada vacada. El joven ganadero comenzó a criar los animales del Conde por separado. Al cabo de unos años y después de comprobar en las tientas la calidad de sus animales decidió comenzar con su empresa, cruzando las reses de Vistahermosa (la gran mayoría de pelos negros) y las de Cabreras cartujanos (de variopintos pelos). Con el paso de los años la fama de la vacada de José Vázquez aumentaba al igual que su rivalidad y enemistad con el Conde.
Tras la muerte de José Vázquez, el rey Fernando VII adquirió un total de 700 animales y poco después el rey efectuó varias ventas. A su muerte, la vacada es comprada por la familia de los Duques de Osuna y Veragua quienes la custodian durante varios años.



En 1848 entra en escena Don Antonio José Pereira Palha, ganadero que con apenas 17 años había creado tras la guerra civil portuguesa la ganadería de Palha. Se originó a partir de reses adquiridas a través de un comerciante de la casa real lusa a Dámasco Xavier Dos Santos.



En 1871 tras la muerte de Don Antonio, hereda la vacada su hijo Don José Pereira Palha, que al igual que su padre comenzó su andadura en el campo bravo sin ser mayor de edad. Don José, apodado y conocido por todos los aficionados
como el "Palha Blanco", supo dirigir la ganadería con sabiduría y
con firmeza durante 66 años, hasta 1937, coronándola como una leyenda. De manera minuciosa y escrupulosa, en pocos años, consiguió hacerse con la práctica totalidad de las reses vazqueñas puras, que provenían de las que antes habían sido del rey Miguel I de Portugal.



Doña Laura Blanco, la madre de Don José, fue una pieza clave en la historia de la ganadería ya que le regaló un semental con el hierro de Miura. El hecho de que su madre fuese malagueña le sirvió a Don José para viajar y hacer amistad con otros ganaderos andaluces, entre los que destacaba Don Fernando de la Concha y Sierra, al que le compró, en 1873, un utrero aprobado en tienta, de nombre “Guitarrero”, un animal clave.
"Terror, furor y pavor" así es como se conocía y se sigue conociendo a los toros de Don José. Una reputación que surgió en 1889 tras lidiar dos corridas en Madrid. 12 astados de encastado y peligroso comportamiento que hicieron realidad las peores pesadillas de la terna. Lagartijo, Frascuelo, Mazzantini y Guerrita fueron los que se vistieron de luces para hacer frente a aquellas fieras procedente de "Guitarrero", el semental de Concha y Sierra que dejó cientos de descendientes.
Después de 110 años, "Levantado" se aseguró de que nadie olvidase la leyenda del "Terror, furor y pavor". Lidiado en Ceret fue premiado con la vuelta al ruedo debido a su encastado y fiero comportamiento.
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"Levantado"-210 lidiado en Ceret en 2000. Foto: François Bruschet.
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El 9 de julio de 1937 falleció el patriarca de esta familia ganadera, Don José Pereira, sin
hijos vivos por lo que, fueron sus nietos los que heredaron la ganadería. Una parte fue para los gemelos Carlos y Fernando, otra para Don Antonio (padre de Don Fernando Pereira Palha) y otra para Fernando. Comenzando así el principio del fin, el final de un toro fiero creado para el tercio de varas, creado para emocionar al público y hacerle exclamar de terror y
admiración. Un astado de terrorífica estampa y de encastado y áspero carácter.
Un toro destinado a desaparecer ya que en aquella época ya se había impuesto el toreo de muleta.



A partir de 1942 los gemelos Carlos y Francisco Palha Van Zeller eran los propietarios de la
mayor parte de la ganadería, siendo los titulares del hierro y la divisa. Deciden sacrificar toda la vacada "aconsejados" por un torero amigo de la casa, con el fin de eliminar toda la sangre vazqueña y adquirir animales más comerciales. Cuando estaban apuntillando las vacas, David Ribero Telo, escuchó el llanto de una vaca por el destino que se le avecinaba.
Contaba Don Fernando que era una preciosa vaca de capa berrenda que respondía
al nombre de “Chinarra”, había montado un gran escándalo en los corrales
rompiendo las puertas de salida. David fue a hablar con Carlos y
Francisco y les pidió que le vendieran la vaca, finalmente se la cambio por una
vaca mansa.



En 1975 tras el estallido de la conocida "Revolución de los Claveles", David Ribero Teles que tenía una treintena de ejemplares descendientes de la vaca “Chinarra” vio como su finca fue expropiada. Y es entonces cuando Don Fernando le compra el ganado, una punta de 36 vacas con el hierro de Ribero.
Adquiere también dos vacas jaboneras de nombre “Muleira” y “Saboneta” compradas a Joao da Silva Lico, que tenía reses de Victorino Froes, origen Trespalacios y por tanto Veraguas. Cuentan que de estas dos vacas descienden todas las reses de pelo jabonero.
Don Antonio, el padre de Don Fernando, había heredado parte de la ganadería
de su abuelo, continuando fielmente con aquellos principios de sus antepasados. Don
Fernando siguió el camino de su padre impulsado por el sueño de su bisabuelo.


A lo largo de los años Don Fernando fue buscando y seleccionando de manera minuciosa para así devolver a la vida el toro de su antepasado el "Palha Blanco". Guiado por sus ideales, Don Fernando no se arrodillo ante nadie, luchando siempre por su vacada y contra el podrido sistema. Aquel caballero de ala ancha se pasaba el día ente su vacada, admirándola y soñando con ver a sus toros demostrar su casta sobre la arena.
Recuerdo una frase que sirve como breve introducción a su filosofía. Durante una entrevista le preguntaron a Don Fernando que opinaba a cerca del actual toro de lidia y esta fue su respuesta:
"La historia del toro cooperante, amigo mío, a mí no me va. El toro, al
salir al ruedo, tiene que ser el adversario del torero."
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"Golosino"-169. Exhibido en Onda en 2023.
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"Queimado"-189. Lidiado en Castellón en 2023.


Don Fernando buscaba el toro de su antepasado a todos los efectos, un toro antiguo por fuera y por dentro. Un toro encastado, peligroso y fiero, descartando aquel animal que demostrase el más mínimo destelló de nobleza sobre la arena. Relataba orgulloso como hace años, en la antigua finca de Quinta da Foz, aprobó una vaca por sus andares, decía así:
"Un toro debe de armarse agresivamente. Cuando entra en la arena, el público debe quedar impresionado. No quiero criar un toro que mira hacía abajo en cuanto entra en el ruedo. Grandeza, cabeza en alto, orgulloso y agresivo. Verán, un año, durante una tienta en la Quinta da Foz, aprobé a una vaca sólo por su aspecto. Puede parecer una locura, algunos dirán que no soy un buen criador, pero me da igual. Esta vaca entró en el ruedo con tanta clase, desafío y grandeza, con la cabeza bien alta, orgullosa, molesta y agresiva, que decidí quedármela.". Libro: Fernando Pereira Palha escrito por Laurent Larrieu.
"Padeiro" lidiado en Ceret. Foto: Michel Volle.
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"Refilao"-72 lidiado en Othez 2012. Foto: Arse y Azpi. |
El sueño de Don Fernando comenzaba a hacerse realidad. Su divisa tricolor engalanaba los variopintos pelos de sus bravos guerreros que defendían el hierro de la F en el trébol de cuatro hojas, con honor. Cara, muy cara, vendían su vida, resistiendo a caer y sin abrir la boca al morir. Ofreciendo a los tendidos emocionantes peleas en varas. Las plazas más exigentes de Francia cómo Ceret u Orthez, caían rendidas ante los vazqueños de Don Fernando. Y aunque en España no se les brindo el reconocimiento que se merecían, los pupilos del caballero de ala ancha se abrían paso entre la afición a través de los concursos de recortadores. Cuajando actuaciones donde la emoción y el peligro caminaban de la mano.
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"Tangerino"-73 lidiado en Othez 2012. Foto: Arse y Azpi. |
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"Refilao"-72 lidiado en Othez 2012. Foto: Campos y Ruedos. |
El legado de Don Fernando se encuentra a buen recaudo en manos de su hijo Luis Van Zeller Palha que ha heredado el veneno que se trasmite de generación en generación por esta casta. Manteniendo y siguiendo los principios con los que su padre regentaba la ganadería. Continuando con el sueño familiar de devolver un toro del siglo XIX al siglo XXI.
En los tentaderos, se da importancia al tercio que permite medir la verdadera bravura: el tercio de varas. El número de encuentros con el caballo depende de cada animal aunque siempre deben de tomar, como mínimo, 4 puyazos. Buscando la casta y la emoción en sus reses durante toda su lidia junto a la trasmisión. Una vez aprobadas, los forcados serán los que se enfrenten a las vazqueñas, ya que a Luis le gusta ver el comportamiento que desarrollan sus reses en esta suerte y la manera de embestir a los mozos.
Resulta llamativo ver varias de las reses curras, esto se debe a que muchas de ellas se han quedado curras en el caballo o incluso en los forcados, como es el caso de esta preciosa ensabanada, que en tan solo un año perdió la apacible apariencia y el cuerno.
La gran variedad de pelos es uno de los distintivos de la casta vazqueña y al igual que en otras casas ganaderas, el pelo es un factor condicionante durante las tientas. Por ejemplo en las tientas de Don Celestino Cuadri se les exige mucho más a aquellos animales de pelo castaño dando como resultado toros de ese mismo pelo y gran comportamiento. Algo parecido sucede durante las tientas en la ganadería de Don Fernando Pereira Palha, donde Luis busca recuperar los pelos antiguos de la vacada. Exigiendo mucho más a las reses de pelo negro y castaño.
Prueba de ello es “Aspirante II”-55 lidiado en Zaragoza en 2011, un toro de terrorífica estampa y encastado comportamiento. Don Fernando se fijo en su codicia durante su actuación y decidió llevárselo junto a "Lareiro" y "Primojulieto”-46 de regreso Vil Figueiras. Los 3 volvieron a ser tentados y aprobados ganándose el titulo de sementales.
Esta novilla herrada con el número 631 tenia una mirada y unas hechuras que sin duda recordaban al que fue "Aspirante II", su antepasado.
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"Aspirante II". Foto: Tierras Taurinas escrito por André Viard. |
La semilla de "Lareiro" perdura a lo largo del tiempo pudiendo observar vacas caretas que sin duda recuerdan al que fue uno de los toros más famosos.
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"Lareiro" junto a Don Fernando Pereira Palha. Foto: Veragua |
Tengo que reconocer que me pase la mayor parte del viaje pensando una cosa; cuales de aquellas novillas habrían pasado la tienta. Que habría sido de aquella novilla que me cautivó pero que cargaba con aquella lesión. Que habría sido de aquella lucera arrogante que se plantaba firme en los medios.
Al llegar al cercado se me dibujo una sonrisa de oreja a oreja al ver que seguía allí. Se le había aclarado la cara perdiendo la mayoría de sus pelos negros pero seguía siendo espectacular. Su permanencia en Vil Figueiras significaba que había sido aprobada en la tienta y por lo que me comentaron después, con matricula de honor y mención especial en el tercio de varas.
Pocas cosas habían cambiando con respecto al año pasado. Aquella lucera no había perdido los modales, arrogante levanto el morro como si me estuviese dando de nuevo la bienvenida. Comportamiento que había mantenido dentro y fuera del campo, demostrando casta y bravura durante su tienta, ganándose su permanencia en la ganadería y siendo el ojito derecho del ganadero.
Al ver los cercados llenos de pelos dorados no podía evitar echar de menos a aquel guardaespaldas de jabonero pelo que el año pasado mantuvo a ralla a las utreras. Sin embargo, después de ver el descaró y la arrogancia de los futuros machos sabía que su legado estaba bien custodiado.
Me sorprendió ver una cara conocida entre los añojos y erales. Se trataba de aquel lucero que el año pasado destacaba entre sus hermanos únicamente por su triangular mancha blanca, siendo uno de los más pequeño de su guarismo. Junto a el se encontraba un berrendo en jabonero herrado con el 211 que también era uno de los más intimidantes del cercado. Ambos utreros se habían enzarzando en múltiples y continuas peleas que los habían llevado a ambos hasta el borde de la muerte.
En el cercado de al lado descansaban las novillas que lucían un brillante pelo y dos alfileres por astas. Serán las próximas en demostrar sobre la arena lo que guardan en su interior y si son merecedoras de permanecer en la finca.
No tengo palabras para agradécele a Luis la mañana que pude pasar en Vil Figueiras. Gracias por abrirme las puertas de su casa y mostrarme el paraíso vazqueño por excelencia. Gracias por mantener y continuar luchando por esta casta única. Gracias de corazón. Deseando volver a la finca donde se crían los toros del "Terror, pavor y furor".