LA LEYENDA DE ANASTASIO ANTÓN



Atravesaba la llanura una veterana dama de gran envergadura, vestida con una tostada capa y de afiladas astas que apuntan ofensivas al cielo. Una imagen que bien podría remontarse al siglo XV, cuando los bos Taurus brachyceros más conocidos como los uros del período neolítico, dominaban las llanuras.  El antepasado que dio lugar al toro navarro. A día de hoy aquellas imágenes en blanco y negro que servían para documentar el aspecto de aquellas reses, toman vida, y todo ello gracias a la familia Antón. 


Aquella tostada dama que se desplazaba silenciosa, pero sin perder detalle respondía al nombre de "Pantera"-67, una de las estrellas de la casa. Una vaca que ya infundía un gran respeto en el campo y que en la plaza se adueñaba de la arena con sus fuertes arrancadas. Pero lo que más asusta a sus oponentes y uno de los puntos fuertes de esta vaca es sin duda su codicia. Cruzándose en los recortes, queriéndose comer a sus adversarios. 

Para comprender el origen de la vacada de Anastasio Antón hay que remontarse hasta la primera década del siglo XX, cuando se fundó la ganadería de Don Sebastián Supervía. En 1902 los hermanos Sebastián y Manuel Supervía Roche fueron los socios fundadores de esta casa histórica, aunque con los años Manuel pasó a dedicarse a la cría del ganado ovino. La vacada de los hermanos tuvo origen en la de Pérez de Laborda a través de la adquisición de 29 animales de Camilo Beriain a lo que luego se sumaría varios lotes de Mariano Catalina Palacios. 

Muchos fueron los triunfos que Don Sebastián Supervía fue cosechando a lo largo de los años, estando presente durante toda la década de los 30 en los carteles de la Misericordia y otras plazas de renombre. Lamentablemente con el paso de los años y la imposición de la "nueva tauromaquia" donde se daba más importancia al tercio de muleta, los navarros comenzaron a desaparecer de las plazas. Fue entonces donde Don Sebastián tuvo que tomar la dura decisión de vender la vacada. El hierro junto con las reses fueron comprados en 1971 a León León y Urbano Aguirre, ambos vecinos de Milagro. 3 años después, en 1974, la sociedad formada por Anastasio Antón y José Arriazu adquirió la vacada de Urbano Aguirre y León León. Aunque dicha sociedad se disolvió al poco tiempo, en 1978, quedándose Anastasio como único propietario.

















Las hechuras veletas y el pelo negro con tonos tostados es el santo y seña de esta casa ganadera. La capa que identifica y diferencia a las reses de la familia Antón. Las hechuras playeras junto a las caras tostadas son la herencia de su fundador, Don Felipe Pérez de Laborda. Un fenotipo que evoca a aquellos tiempos donde sus reses reinaban dentro y fuera de las plazas. 





Movilidad y casta, acompasados de nobleza, esos son los caracteres que Antonio quiere imprimir en sus animales. Cualidades que presentó "Guapo"-4 un macho de gran importancia dentro de esta casa ganadera. Su pelo negro, listón y bociblanco delataba su procedencia: una de las reatas más antiguas de Anastasio Antón. Un fenotipo que por otro lado, era de lo más habitual en la vacada de Felipe Pérez Laborda. Por todo ello y después de verlo en acción, se ganó el derecho a padrear, aunque por desgracia y debido a las peleas entre sus hermanos, solo cubrió durante un año.  

"Guapo"-4. Foto: cedida por la casa ganadera.

"Guapo"-4. Foto: Javier García Cucalón.














"Inglesa"-111 es otra de esas vacas estrellas de la casa, una a la que nunca se puede perder de vista. En el campo "Inglesa" destaca por sus arrancadas y en las plazas siempre deleita al público dejando grandes detalles, haciendo gala de su codicia al ponerse de pie en los burladeros. 

"Inglesa"-111








En los cercados, se encuentran esperando su momento de demostrar lo que llevan dentro dos novillos de escalofriante mirada. A pesar de tener solamente tres años portan una seriedad propia de cualquier plaza, luciendo dos cuchillos que cortan el cielo.







En el cercado colindante, ajeno a cualquier preocupación, se encuentran las futuras promesas de la ganadería. De espectaculares capas y a pesar de que fueron destetados hace poco, ya van dejando demostrando cuales son su verdaderas intenciones, midiendo sus fuerzas para proclamarse los jefes.



El futuro de la ganadería Anastasio Antón, al igual que el de cualquier casa ganadera, esta aún por determinar. En las siguientes fotografías podemos ver el presente, pasado y esperemos que el mejor de los futuros para la ganadería de Antonio Antón.




Para terminar me gustaría agradecer la amabilidad y el trato recibido por parte de la familia Antón. Gracias por abrirme las puertas de vuestra casa y por seguir criando animales únicos, legendarios y de gran belleza a la par que bravos.

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